03 marzo, 2014

Remitente incorrecto.

La otra noche te soñé, ¿pero cómo puede ser posible si no te conozco? Solo era la imagen del ideal que me formé hace ya tanto cuando ambos eramos otros. Sonreías como me hubiera gustado verte sonreír a lo largo de estos años, y me encantaría saber si lo haces con esa intensidad. Me desperté mezclada entre una especie de impotencia y desilusión, pero no era más que la nostalgia de siempre. Yo no te extraño a vos en realidad. 
Uno necesita regresar a la inocencia de vez en cuando y yo vuelvo a vos con mucha frecuencia. Creo que uno tiene la capacidad de confiar plenamente en algo una sola vez en la vida, después no se repite con la mima frecuencia (como el amor, pero más puntual), lo demás es caer y levantarse pero de lo primero no se vuelve, no se escapa. No se puede dejar atrás y está bien, se mantiene vivo a pesar de no pertenecerte de la misma forma.
De todas maneras no estoy preparada para aceptar que la gente que más importa para uno es capaz de desaparecer, quizás el dolor más grande e incomprensible para mí, todo lo demás es pasajero. La evanescencia completa del físico es incomprensible para mi escasa experiencia. Pero el dolor no pasa por ahí, puntualmente por vos, sino por otro lado, más cerca y diario. Vos no sos dolor, ni sonrisas enormes que nunca vi. Vos sos esto que escribo y que invento, que nunca voy a poder redactar con claridad y nunca vas a ser más que esto porque no voy a volver a conocerte. Y voy a seguir regresando a las palabras y los gestos de alguien a quien le puse tu nombre y a despertar con impotencia y sentirla fuertemente, pero nunca voy a estar preparada porque todavía no aprendí a decir "adiós, punto final" sin un último encuentro, un último abrazo y una promesa cumplida.


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Todo relato redactado aquí me pertenece (salvo aquel en el que especifique lo contrario). Los hechos y/o personajes pertenecientes a cada uno de los textos son ficticios, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Advierto que pueden existir excepciones.

De todas formas interprete las cosas como se le de la gana, ya que a mi nunca me hacen caso y sacan cualquier conclusión.

Cuénteme de usted o hábleme mal.
No más ordenes. Besos, abrazos y patadas.