30 diciembre, 2014

Precuela — I



Él es León y es obligado por sí mismo a perpetuar su inestable memoria a través de la escritura, aún si el precio que deba pagar es tan alto como jugar bruscamente con la fragilidad de su cordura. Pero en lo más recóndito de su pecho laten vehementemente los restos de un recuerdo que aguardan a ser desenterrados.



Mayo 27
La ciudad está confundida.

Si no logro llorar con las situaciones más dolorosas, me pregunto entonces, ¿a dónde irá a guardarse el dolor?

Así comenzaría un nuevo diario. Hoy a la tarde, luego del apagado paseo de cada martes, cuando entré a la librería creí por un momento que esta vez dibujaría nuevos pensamientos. Comienzo a pensar que el costo marcado en aquel recibo es aún más molesto que el motivo que me conduce a todo esto, que tan solo me estanca acá, en nada.
Mientras regresaba a casa me sorprendió el delicado vuelo de un gorrión que con sus plumas acarició suavemente mi mejilla. Creí que iba a empezar con ello, pero ahora solo quiero redactar la dolorosa puntada que experimenté en mi pecho al levantar la vista y ubicar, por milésima vez en el día, tu rostro en el de una simple transeúnte. O tal vez no... no, en realidad no quiero. Pero me han dicho que debo hacer esto.
Empecé hace un,año, hoy es algo así como el aniversario de mi inexistencia. Mi terapeuta, al que dejé de ver hace seis meses, me dijo que debía comenzar a tomar nota de cada acontecimiento que considerara relevante (o del que simplemente quisiera escribir). Al principio era por la desesperación que me daba olvidar como ya olvidé, luego porque de a poco me fui dejando de hablar.. y después ya no recuerdo qué más. Tengo miedo, como esta tarde... ¿ya escribí acerca del incidente en dónde nuevamente confundí sus rasgos? Pero me olvidé de la sensación... y a dónde habrá ido ese sentimiento, es mi mayor duda. Y es ahí cuando comienzo a creer que puedo enjaular esto que siento dentro de un par de renglones. De mi garganta solo sale tinta que dibuja explicaciones, o mejor dicho, excusas de porque no puedo ser... Mentiras. Estas letras solo ocultan y no describen en verdad como me siento porque al leerlas no lastiman y no queman. No desgarran y no pesan como mi pecho y mi cien. Pero mentir funciona como anestesia para todo este rencor, aunque a fin de cuentas, las cicatrices nacerán y no seré yo quien las alimente.
Algunos dicen que estoy obsesionado, y quizás lo esté pero se que no es con nada más que no sea ajeno a mí. Tal vez esto no sea bueno -esto de escribir- y no tenga más que dejar atrás hasta a su voz. Pero siquiera darle paso por mi cabeza a esa idea me provoca una ahogante desesperación. 
Quiero y quiero y solo quiero aquello que no es para mí. Tu atención, y su falta; mi angustia. Te perdés en lo gris y he llegado a pintarte con mi sangre para no dejarte ir. No hice mas que reflejarme. ¿Quién sos? O quiénes somos.  Olvidé todo porque me desgasté hasta el punto de teñirte en mi dolor y perdí la razón en un asunto en el cual nunca debería de haber interferido. Te convertí, logré que fueras algo sin notar que enterrados quedaron tus inicios, asfixiado nuestro amor.

No es una obsesión y quizás esto no esté bien... esto de revivir...
En la radio suena "Don't look back".



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Todo relato redactado aquí me pertenece (salvo aquel en el que especifique lo contrario). Los hechos y/o personajes pertenecientes a cada uno de los textos son ficticios, cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia. Advierto que pueden existir excepciones.

De todas formas interprete las cosas como se le de la gana, ya que a mi nunca me hacen caso y sacan cualquier conclusión.

Cuénteme de usted o hábleme mal.
No más ordenes. Besos, abrazos y patadas.